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jueves, 16 de febrero de 2012

5 x 5 ¿RIMA FÁCIL?. SIMPLE MINDS. Sala Riviera. Madrid, 15 de febrero.


Qué agridulce es la nostalgia, oiga. Primero te sumerges en el dulzor de un periodo de tu vida en el que eras más feliz que una perdiz y luego te viene todo el amargor de golpe cuando, estés mejor o peor en comparación con, digamos los 80, te das cuenta que en cualquier caso ha pasado el tiempo y que el tictac (¡¡¡¡¡by the way, gracias Nacho por traernos a casa¡¡¡¡¡¡¡) de la cuenta atrás suena cada vez más alto y más rápido.

Que no, que no me he dado ningún golpe en la cabeza ni me he vuelto a beber el frajko del tinte. La música es lo que tiene, que estando bien, mal o reguleramente ejecutada te traslada a otros mundos, otras realidades, ya sean propias o ajenas. Y si ayer no acabe llorando al encenderse las luces de la Riviera tras el concierto de los viejunos de Glasgow es porque había hecho el esfuerzo de pintarme el ojo de brilli-brilli y hubiera quedado más patente aún el paso inexorable del jodío tiempo por mi rostro.

Algunos pueden pensar que el ejercicio de flash-back que hicieron ayer los Simple Minds al centrarse "solamente" en cinco canciones de cada uno de sus primeros cinco discos fue un “bálsamo rejuvenecedor”. Para mí fue más bien momificador. Sentí mis arentaytantas castañas aterrizar en mí con todo su peso cual marron glacé.  Otros dirán que se hicieron un tributo (ahora que son tan trendy) a ellos mismos sacando lo más friki de su dilatada carrera musical. Para mí fueron el empezose del acabose.

Siempre surge esa pregunta de ¿y ande son estos nenicos? ¿americanos o ingleses? En aquella muy lejana galaxia de los 80 donde, o eras de una tribu o eras de otra y no había mástutía,  la duda ofendía: son europeos y a mucha honra. Porque ya entonces con nuestro ingreso en el entonces prestigioso club de la CEE creíamos que le podíamos dar caña (o al menos toser) al “imperialismo yanqui” (permitidme esta añeja expresión ya que estamos hoy en un entorno tan trasnochado). Pero me temo que a día de hoy sigue pasando que cuando las alas de una mariposa se abren en Lehman Brothers algo arde en Atenas. Y esto no hay Obama que lo resuelva ni aunque le den el Premio de la Paz nada más llegar y por si acaso.

Que sí, que vale, que ya me dejo de parloteos populistas demagógicos y me centro en el concierto. Efectivamenteysí los imposibles flequillos se han convertido hoy en brillantes calvicies (o alopecias incipientes en los más afortunados) y/o peinados marujiles versión Marco Aldany (o lo que quede de ello, andevamosallegar). La cintura del pantalón sigue siendo más sobaquera que colgandera pero ya no la rodea un cinturón de pirámides. Y los abdominales se han transformado en un sutil flotadorcillo. Pero yo me pregunto, ¿es que los conciertos son patrimonio exclusivo de la juventud? Ahí queda eso pero ¿el intermedio de 15 minutos en medio del concierto, se debe a motivos prostáticos? ¿Y eso de empezar a las 9 o'clock fue para que no nos subiera el azúcar acostándonos tan tarde? .

En cualquier caso gracias a ese bajo que fue lo mejor de toda la ejecución musical propiamente dicha (es lo que tiene reemplazar el original por uno güeno-güeno de estudio) pude bailar el Love song o el Promised you a miracle con ese movimiento de dalealacaderaparriba mientras cierraseltibillocontrario que otrora bordara la Torroja. Aunque ya no llevo en el bolso el bote de laca para cardarme el pelo cada cinco minutos (afortunadamente para la capa de ozono y para mi lumbago), eran tiempos en los que ser un bicho raro (coocooned up in badlands) no era ni guais ni chic.

Por supuesto que hubo Glittering Prize pero afortundamente no hubo ni Daleeeeeeeee al kikiiiiiiiiiii ni Don’t you. Y nos da exactamente igual si el Kerr le pasa la pensión a la Hynde o viceversa o siguen siendo ambos dos unos Pretenders.

Pero el mayor dulzor/amargor me llegó sin duda con el Someone, somewhere in summertime. Antes, con esa guitarra que entonces sonaba tan épica (y que ayer me sonó un poco truñita, la verdad) siempre me veía en un futuro muyperoquemuy esperanzador y siempre bajo el sol que más y mejor calienta. Pero ayer en vez de regresar al futuro lo hice al pasado. Y era eso o verme en el Geriátrico que regentaré junto a ese queridisisisimo amigo (si no me tacha antes de su lista) cuyo plan inicial no solo he hecho mío si no que ya lo estoy cambiando como me sale del funki (qué me gusta refritolear tipo “damealhombreperfectoqueyaloharéyoamimagenysemejanza”)  e incluso me he atrevido a cambiar el nombre Nexus (que me suena a clínica pija a la que van los vips a operarse la nariz) por el de Deckard. Aunque creo que Ridley y su Prometeus nos puede traer, entre otras sorpresas, un nuevo nombre “consensuado” para nuestro asilo en el Caribe.

Vamos, que al hacer el chin-pón de ese 5 x 5 + 5 y me llevo una, además de no hacer la rima, se me quedó la misma mueca en la cara que cuando me como un pepinillo agridulce: qué ácido. Pero qué rico. O viceversa.

Yunacosicaosvoyadecir:

Kyoto in the snow but heaven's far away
Sending their love - passion parade
Hunter and the hunted
With me first times can never lie

3 comentarios:

  1. Ay Rubia, una vez más nuestra historia se asemeja. Mi amiguisisimo y yo también planeamos nuestro retiro, aunque en nuestro caso nos veiamos sentados en algun beach club de la Costa Azul, tomando yo un Margarita (of course)y él un dry Martini. El, vestido con chaqueta y pañuelo en el bolsillo. Yo, con turbante y grandes gafas negras.
    Mientras, ambos mirábamos al socorrista...

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  2. Aiiiiins y si, oiga, que agridulce es la nostalgia.
    Gracias por tan buen regalo.
    Me gusta mucho tu reseña, quizá porque es capaz de mezclar música con economía depauperada nostalgia de juventud e incluso proyecto de futuro (y que no, será: Nexus, vinculó entre el fin de nuestra vida y la nada; Prometheus después de verla veremos, y esta si, vamos al estreno todos como en su día, lejano ya, al de Blade Runner ).
    Hay que ver lo que da de sí el frajko del tinte.

    5x5, este guiño a los fans de los inicios de Simple Minds, fue lo que me predispuso positivamente a volver a verles muchos años después de su mítico concierto en la sala Morasol y su multitudinario concierto en el VIcente Calderón, para mi tan prescindible como para no volver a verles nunca mas, entiéndase mi decepción de ver un grupo fresco, lírico, oscuro, a veces potente otras melódico , convertido en un grupo de 40 abominables, blandito, fácilón y pretencioso, por no hablar de cambiar la estética after punk-new age por las melenas hippies; pues Simple Minds fueron sin lugar a dudas MI grupo de juventud, así como Blade Runner es sin duda MI película.

    No deje de sorprenderme este guiño a los fans de la mejor etapa de su carrera de la que solo falta el 6º Lp, que marca el punto álgido y posterior declive, pero claro 6x6 hubiera sido excesivo y eso a pesar de que el propio Kerr llegaba a molestarse bastante cuando le preguntaban del porque del olvido -en plena fama del grupo- de su primera etapa, estoy convencido de que los fans de toda la vida decepcionados decidimos pasar de ellos y la masa facilóna una vez consumida la novedad se olvido de ellos, ¿se venden sus últimos discos? ¿están las arcas vacías?, nada como tantear a los fans de toda la vida ¿seguirán ahí? efectivamente ahí estábamos, marcados por los estragos propios y los de la entropía, con canas los afortunados luciendo calva otros, emocionadisisimos todos, con una media de edad elevada sin duda al punto que si veíamos una treinteañera pensábamos que se había colado.

    Magnifico trabajo del batería, Mel Gaynor, que lo fue desde el año 82 y del bajista, me gustó a ratos el trabajo de guitarra de Burchill y de teclados especialmente cuanto mas próximo al estilo original de la banda interpretaban, (si yo también pienso que a veces era un poco truñito) y Jim Kerr…bueno….ni con el vocoder le daba la voz, pesan los años y sobre todo los kilos y prácticamente no se mueve, quizá otros como David Byrne tengan un pacto diabólico pero Mr.Kerr hay que cuidar un poco la forma y no comprar camisetas tan cortas! que asome la lorza por más que esté de moda no te queda nada elegante; lo que no fue impedimento para emocionarme con Premonition, Calling Your Name o canciones que en disco no me llaman demasiado con Life in a Day o Chelsea Girl pero que sonaron muy bien, eché de menos otras como Seeing Out The Angels.

    Y es que, que buenos eran en esa etapa new wave, ¡¡¡ale!!! a escuchar de nuevo el Empires&Dances y el Sons&Fascinatión /SIster Feeling Call

    Y ademas: nos conservamos estupendamente y también estamos a la última ¡¡¡oiga!!!

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