Nuestra rubicrónica de hoy va sobre lo que puedes hacer y lo que no puedes hacer cuando eres una señora de "cierta" edad. Si os lo queréis ahorrar ya os lo resumo yo lo que se puede hacer: lo que viene siendo lo que te salga del funky.
¿Que te apetece ir en plan de festival pero durmiendo en un hotelazo a diez minutos del recinto en vez de hacerlo como la vez anterior en un camping a las afueras de la ciudad y comiendo bocatas de chopped? Pues lo haces (siempre que SantaVisaBendita te lo permita). Es lo que tiene peinar canas.
¿Que se te antoja hacer una gira por el 40º aniversario de la creación de tu banda cuando podías estar bebiendo mangarocas en tu chaletaco de Coconut Groove? Pues te pones tu blondie peluca y tiras para todos los festivales estivales que se te ocurran como cabeza de cartel.
Y NO HAY MÁS TU TÍA (algún día me explicaréis el origen etimológico de esta expresión). Cuando peinas canas y te ganas dignamente tu jornal puedes y debes hacer lo que te venga en tu realísima gana.
Por eso no dudé ni media micromilésima en contestar a la sugerencia de un ¿nos vamos a Vitoria a ver a BLONDIE? Y es que éste mi alterego que es LaRubiaProducciones podría haberse llamado perfectamente BlondieProductions. Porque ella tiene la culpa. Bueno, de eso y de todo. Pero al final dejé su versión en cristiano con la ingenua ilusión de que tarde o temprano una firma de cosméticos de los guays me promocionara y sufragara los litros de tinte que dedico a hacer de mi pelo mi bastión. Pero que si quieres arroz, Catalina. Aunque yo lo valga.
Vaya concierto tierno que me regaló Ms. Debbie Harry. Otra vez la nostalgia se apoderó de mi. Ella es la responsable de que pasará del garage del CBGB a la disco de Studio 54 y su bolas brilli-brilli, los patines, los calentadores (sí, todo eso que Madonna pareció inventar hace unos añitos con su "Times goes by, con Loli"). HEART OF GLASS es una de mis top ten canciones en el ranking de ponérseme los pelos de escarpias. Y eso que, con lo que me gusta aprenderme las letras, jamás he podido con ésta que siempre he cantado a lo guachiguachi (¿pero qué cojonas es eso del "mucho mistrust"?)
Once I had
a love and it was a gas
Soon turned out had a heart of glass
Seemed like the real thing, only to find
Mucho mistrust, love's gone behind
Soon turned out had a heart of glass
Seemed like the real thing, only to find
Mucho mistrust, love's gone behind
Me hubiera acercado al escenario, hubiera cogido una mecedora y, obligándola a sentarse, la hubiera escuchado en su regazo deleitarme con todos sus temazos. Y efectivamenteysí, yo también hubiera prescindido de todos sus últimas composiciones y hubiera ido al grano, hitazo a hitazo. Comenzaron con su muy coreado One way or another (I gonna kichukichukichukuichu) mientras todos los greñudos de mi alrededor se miraban unos a otros preguntándose ¿y esta abuelita paz, qué hace aquí? Y coincido con ellos porque, en un FIB hubiera pegado más, o en un Low Festival, incluso si me apuras en el Primavera Sound de este año o haciéndose un dueto con Raphael en Aranda pero... ¿en el Azkena?. Creo que fui la única que sinceramente disfrutó esa noche en el mismo grado con los neoyorquinos que con los bestias pardas de los alemanotes KADAVAR, en ese mismo momento descubiertos gracias a la insistencia de mi querido Karlam de STAGE III con el que pudimos disfrutar junticos de los teutónicos.
Con el sonido hiper contenido y su batería en la pecera, Deborah Harry hizo brillar su preciosista voz, dando el do de pecho incluso en sus mejores falsetes y uhuhohohs variados que corearon, al principio reticentes pero al final liberados, todos los melenudos que tenía alrededor. Porque los temas de Blondie se convirtieron en ese momento para muchos en el tractor amarillo de la mayoría: no quiero que nadie me vea bailar esto peroooo qué cojonas......paparapapápapararapapá tengountractoramarillooooo....
Nada que ver por tanto con los que los siguieron, WOLFMOTHER que, al menos en mi cabeza, dedicaron su famoso WOMAN a la rubia más pizpireta de la horda warholiana. Su cantante y, de hecho, único miembro original de la banda que me encandilaran con su primer LP, me volvió a hacer brincar con su chillona voz australiana y sus riffs tan zeppelinos. Bueno, y su pelazo estropajo también ayudó al espectáculo de luz y de color que nos ofrecieron. Aunque, yatedigoyó, que como todas y cada una de las canciones de su primer largo, ninguna, aunque estén ya por su tercer trabajo.
En definitiva, one way or another, BLONDIE volvieron a hacer latir y bailar a mi corazón de cristal, aunque sea de duralex. Y de eso se trata ¿no? de sentirse vivo, revivir los viejos buenos momentos y de crear, disfrutar y añadir nuevos haciendo lo que a una le salga del funky. Y todo ello como si no hubiera un mañana porque el cristal se puede romper al día siguiente ya tengas 20 o 68 años.