¡¡¡Que hayan tenido que pasar siete ediciones para enterarme de que en la aldea existe el UNIVERSIJAZZ...¡¡¡. Ya nos vale. A mí, por no enterarme y a la Universidad por no darle más promoción. Pero nunca es tarde si el hallazgo es bueno.
Siempre he dicho que el día que me guste el jazz y los gintonics podré decir adiós tranquilamente a mi tercera juventud y afirmar con orgullo: ¡¡qué cojonas, al final he madurado¡¡¡. Y entraré así en mi dorada viejunez y por fin dejaré este rubiblog y disfrutaré de mis últimos días en Marina D'Or. Pero tranquilos, aunque ese día está cada vez más cerca, todavía no ha llegado. Porque sí, a estas alturas de mi vida, no solo han logrado que escuche jazz, si no que, es más, ¡han conseguido hasta que me guste¡. Pero de ahí a que me enderece un gintonic y más ahora que solo saben llenarlo de hortalizas, todavía queda un trecho.... Que sepáis que aún me quedan muuuuuuchas noches de pretendida y estirada juventud, aunque las coenzimas Q-10 y el colágeno del esperma de ballena, pese a los anuncios, ayudan, pero no hacen milagros.
Mi primera incursión seria con esta música de puretas fue no hace mucho y porque no pude escapar a la tentación de entrar en el Blue Note del mismísimo niuyol (hete AQUI la rubicrónica). Ésta mi segunda incursión ha ayudado a consagrar lo que ya sabía: ya puedo empezar como Iggy Pop a intentar que me guste la tónica. Claro, que a ver quién me va a pagar a mí la millonada que le han pagado a él.
Os contaré por tanto que, gracias al Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Alcalá de Henares, tuve el privilegio de asistir en primera línea al concierto de PABLO MARTIN CAMINERO y sus chavales. Porque pueden ser un quartet, un quintet o simplemente, como se denominará su siguiente trabajo, un OFNI (Objeto Flamenco No Identificado). Porque a este contrabajista lo que de verdad le priva es mezclar el jazz con las soleás y las bulerías o el mismo regaetton. Eso sí, con los tiempos que le salen del mismísimo funky.
Para esta ocasión el chisposo Pablo contó con la maravillosa acústica de la Capilla de San Ildefonso que puede decirse que fue una música más en compartir escena con él, engrandeciendo su buen hacer. Además le acompañaron el preciosista piano de Moisés Sánchez, el delicado saxo y las dulces rastras de Ariel Brínguez y la contundente precisión del baterista MichAel Olivera. Dieron comienzo con la mejor de sus "camineras", ese nuevo palo a modo de tango raruno denominado "El caminero" que el del contrabajo se ha sacado de debajo de su arco.
Y me di cuenta que salvo al final de cada tema, para oír los aplausos, los músicos de jazz no necesitan del público. Tocan por y para ellos. Dialogan. Intercambian. Se pisan. Se ceden. Se introducen. Interactúan. Se cohesionan. Y lo que nunca he sabido es si se dispersan tanto como parece o si siempre está todo bajo control y cuando vuelven al mundo terrenal lo hacen justo en el momento que ellos quieren o cuando no les queda más remedio ya que el que se queda "de lince" les llama al redil para que no se pierdan por esos lares de la improvisación. Pero rara vez miran al público o buscan su complicidad. Es más, creo que la mayoría de las veces les molestamos.
Lo que más me gustó fue sin duda la habilidad de Olivera con la espumadera (chichichízzz) y su capacidad de arrearle a la caja con bravura y delicadez a partes iguales. Ritmos que parecen inventados en ese mismo momento y que no parecen obedecer a ninguna aritmética que valga. De ahí ese "13 de la suerte" una suerte de seguidilla de 13 tiempos o un glorioso "Republicanon". Eso y que Pablo es un cachondo poniendo los nombres a sus temas ¿que no?.
Pero para cachondo su "Trianatrón", su reggaeton de Triana, porque como no duda nunca ni cero coma en explicar "Siempre pensé que el ritmo del reggaeton es de los más potentes que existen. Un día, haciendo una prueba de sonido, apareció una línea de bajo muy básica. Desde entonces no he podido dejar de volver a esa línea y he tenido que desarrollarla", Efectivamenteysí ese tutuntunpá, tutuntunpá, tutuntunpá cansino como él solo, acompaña esta delicia de tema.
También hubo momentos para el recogimiento y el amor de madre con ese sentío "Emuah" dedicado a todas las madresdespaña y, en especial, a la suya. Qué bonico.
Atención a navegantes que luego decís que pasan cosas en la aldea y que nunca os enteráis: Pablo y sus muchachos estarán presentando ese OFNI, su nuevo trabajo pese a que el crowdfunding no ha terminado de funcionar, en el mes de enero en el Corral de Comedias. Avisados estáis. Mientras tanto, aunque todavía prefiero los gintonics negros, matenédme alejada de esos a los que les echan hortalizas. Just in case.
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