HONG KONG GARDEN. Conciertos de 河豚子, 超級龜 y otros en Hong Kong y Taipei. 12 a 20 de Octubre

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Esta vuestra RubiaK sin fronteras quiere daros traslado nuevamente de sus andanzas por esos mundosdediox. Porque ya no hay sitio que pise en este mundo de donde yo me vaya sin conocer al menos un tugurio en el que pueda escuchar música en directo.  Hay turistas que visitan todas y cada una de las iglesias del lugar besando todos y cada uno de sus relicarios, otros hacen lo propio en museos aunque sean del jamón, aquellos harán colas por ver el gimnasio de Sisí Emperatriz pero yo me declaro ferviente turistóloga de los antros que suelen frecuentar los músicos de mal vivir. Si es que los encuentro, claro. Esta vez el reto era grande porque el mandarín lo entiendo lo que viene siendo poco o nada con lo cual era bastante fácil meterme sin querer en una ceremonia de consagración de un monje shaolin en lugar de un concierto de rock. Pero, hombres y mujeres de poca fe, lo conseguí. Al menos relativamente.

Atraídos por un claro sonido de música en directo nos metimos en un garito del animado distrito de Wan Chai en pleno centro del mismísimo Honk Kong en un sábado por la noche. Tenía que haber mirado antes el neón de la puerta en el que flasheaba un sugerente "Amazonia" y la fila de chicas asiáticas que, a diferencia de todos los de "ojos no rasgados", no teníamos que esperar para entrar. Salí llorando. No porque la banda fuera mala (era una cover band de músicos mercenarios tirando de los consabidos grandes éxitos de ayer, de hoy y de siempre) si no por el deprimente negocio que allí se estaba fraguando. Y es que, como tan certeramente se apuntaba en un artículo que he leído recientemente: "Para evitar que nuestras hijas ejerzan la prostitución, es necesario que nuestros hijos no estén dispuestos a pagar por el sexo". Y ahora os dejo ahí con esta cojoreflexión y ya si eso me decís si es o no es una verdad como un templo.


Harmful elements in the air
Symbols clashing everywhere
Reaps the fields of rice and reeds
While the population feeds
Junk floats on polluted water
An old custom to sell your daughter
Would you like number 23?


Como mi recién descubierta y ya venerada Catlin Moran (recordadme de mayor que quiero ser como ella) en su muy recomendable libro Cómo ser mujer: "No hay expresión personal de alegría en estos antros; ningún trampolín para descubrirse a uno mismo, ninguna aventura, como en cualquier noche decente que incluya hombres, mujeres, alcohol y desnudarse". Y cita el caso de Islandia (sí, ese mismo país del que tendríamos que aprender tanto) donde su primera ministra, a la sazón lesbiana, y su parlamento han prohibido los clubs de striptease. "Supongo que los hombres de Islandia tendrán que acostumbrarse a que las mujeres no están en venta" añadió tras la aprobación de tal medida la cantante, también islandesa, Grundun Jonsdottir.

Me está quedando esto un poco panfletario, como todas mis últimas rubicrónicas, pero es que debe ser contagioso el mareo de tanta marea multicolor que inunda las calles de esta nuestra Hispanistán y eso que dicen algunos que ya ven la luz al final del túnel. Pues serán los que se pueden permitir pagar su recibo.

Pero no todo han sido disgustos en este mi último viaje a lo largo y ancho de este mundo. Porque a quien le diga que me he tenido que ir casi a las antípodas para ver en una misma noche y sobre un mismo escenario dos bandas, las dos formadas por tres chicas....¡¡¡¡¡. Fue en una sala de Taipei (Taiwán) denominada The Wall que desde ya tiene que ser de visita obligada para todos los amantes de la música que visitéis la ciudad. Eso sí, no os sorprendáis si a pesar de que estáis viendo un grupo grande sois los únicos que movéis el pelazo y que entre canción y canción seáis los únicos que os dignáis a aplaudir. 

Las dos bandas de nombre impronunciable 河豚子 y 超級龜 pero que se autotraducen por FUGUKO y SUPER TORTOISE resultaron ser dos bandas  shoegaze de melodías a veces quedas y deliciosas muy cercanas a una versión asiática de la Juventud Sónica y otras de ruidaco fino entre murallas de guitarras que estremecen hasta el más pasmado. Mientras me deleitaba con todas ellas, Michael dientesdoro, un australiano con más años que la tos que pretendía que me creyese que estaba en Taipei aprendiendo el mandarían con una beca universitaria, no hacía más que repetirme lo sexy que puede ser ver una mujer tocando un bajo. Que se lo digan a Billy SuperEgo Corgan.


La siguiente noche no tuvimos tanta suerte. Nos acercamos a un local denominado Riverside, en la zona universitaria de Taipei, tras zamparnos algo que no era ni frio ni caliente ni dulce ni salado de una minitienda rosa chicle cuyo único símbolo en el menú que reconocimos eran unos números y apostamos por el 6 y... todavía estoy pensando qué era lo que me comí. 

En la parte de arriba del local, bajo el más respetuoso de los silencios, se encontraban dos amiguetes dándole a un acústico con su guitarrita rinkirinki. Demasiado moñas para esa tarde tan raruna. Nos bajamos por tanto a la sala que había en el sótano y primero vimos a una banda formada por una chica fina filipina, un pollo con un gorro de idem en la cabeza, un violenchelista y un pitufo hypster al Mac, tocándose unas baladas jazzy style. Lo más divertido del concierto supongo que era ver nuestra cara de póker al no entender ni pajolera de las parrafadas que la cantante se echaba entre temita y temita a modo de Club de la Comedia mientras todo el mundo se partía la caja. Menos nosotros, claro. 

Ya nos íbamos a batir en retirada al ver subir  al estrado al Bustamente taiwanés, cuando un tipo que en principio tomamos como un cobrador del frac, al oír nuestro chapucero spanglilsh, se enzarzó en una animada conversación con nosotros. No en balde, resultó ser, Alan Wong, un batería de Singapur que estaba cerrando un bolo en la sala. Tan aburridos nos vio que nos acercó en su coche a un sitio depravado de vicio y corrupción denominado "Oldies but Goodies" pero, afortunadamente, nada que ver con el Amazonia de Hong Kong. Nos presentó al cantante de la banda residente del lugar, que no dudó en dedicarnos minutos más tarde un achinado Colazón Espinado de Maná pues era la única canción en español de su repertorio. Podía haber sido peor. La flora y fauna que nos creció alrededor era digna de la segunda parte de Smoke (por cierto, iiise podía fumar¡¡¡).

En cualquier caso, tras llegar del país de las scooters y del repollo de jade, no puedo más que compartir con la cáustica Dorothy Parker que, afortunadamente para mí, "La cura para el aburrimiento es la curiosidad. No existe cura para la curiosidad."  Y yo, evidentemente, no me aburro.


Admirable. La verdad que hace falta valor para comerse algo sin saber que es, solo por el etiquetado de un número, y subirse a un coche con desconocidos en un país extraño del lejano oriente. Casi se me pasa el detalle de la pegata en la pared, pero no, publicidad subliminal al poder. Muy ingeniosa. Luego, lo de meterse en antros aversivesquetal... eso es actitud, joder.

Saludos
Es lo que tiene la actitud: que a veces te sale bien y a veces te la tienes que tragar. ¡¡¡Y sin patatas¡¡¡

Graciasmil por la visita