¿TURGENCIA O INSOLENCIA? Concierto de TORCHE y TAO TE KIN. Sala Moby Dick. 9 de mayo, Madrid

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Pues otra vez que me he visto a los TORCHE. Que no ha sido una. Que no han sido dos. Que ya son tres las veces que he visto a los miameros sludgeros más tarareables a ese lado del Pacifico –para etiquetas las que es pone su nuevo sello Relapse ¿Qué no?-. Porque macarruzos, lo que es ser, son. Ahora que finos, también.

Abrieron para ellos TAO TE KIN, a pesar de que, pese a su temidísima amenaza, los jurgolistas no hicieran finalmente huelga y el local se hallara medio vacío pues algunos todavía tenían la esperanza de que sus ídolos de barro dieran la vuelta a ese marcador del infierno. Jurgolistos en huelga. Eso sí que hubiera paralizado al país y no la posibilidad de que puedan ganar “los de siempre “ en las próximas elecciones. ¿Llegaremos alguna vez a ver que el 99% del electorado ha hecho uso de su derecho en unas elecciones?. No lo verán mis ojitos serranos.

Volvamos al concierto que me pongo de muy mala leche. Y así, buceando en las enredaderas sociales, he podido descubrir que Alex "NOOIRAX", antes de dedicarse a las producciones finísimas, fue el primer cantante de esta banda de Getafe. Virgendelamorjermoso. Ahora entiendo esa piña que hay en torno a la "famiglia" y porqué todos los miembros de la banda llevaban camisetas de Aathma, de Jardin de la Croix... Acabáramos. Qué bonito.



Y como nos comentara su actual cantante, Emilio, momentos antes de que empezaran, la banda está viviendo un momento muy dulce. Pues ojalá les dure mucho porque bien de trabajito duro les ha costado llegar hasta aquí. Están presentado su nuevo disco ABADA (lo harán oficialmente el próximo 29 de mayo en la Siroco de Madrid) y se acaban de colar en la final del concurso de bandas del Resurrection Fest de este año. Así que más os vale verlos cuanto antes para disfrutar de su acción poética musicada antes de que estos chicos despeguen y ya no les pare nadie. Sobre todo no os debéis perder esos bailecicos de Emilio a lo Fred Astaire con un espagar a lo Jerry Lee Lewis de colofón que es la envidia de todos los que, como dijo aquél, ya somos demasiado viejos para ser punkies pero demasiado jóvenes para ser viejos. No sé vosotros pero no sé qué echo más de menos de la adolescencia: ¿la turgencia o la insolencia?. Reflexión del trece que ahí os dejo para que la saboreéis y la desmenucéis hasta las primeras luces del alba en torno al espiritoso de más alta graduación de vuestra elección.


TORCHE, que empezaron con una pizpireto "MadridMiAmour" en lugar del tan manido "BuenasnouchesMadrid", sonaron muy francamente, muy contundentes, siendo lo más sorprendente sus finales a traición tipo chimpúnysacabó que a veces eran de verdad y a veces eran de mosqueo y la canción seguía como media hora. O más. Venían a presentarnos su reciente nuevo trabajo “Restarter” que han sacado tras el cambio de sello. Los chicos de las primeras filas bailaron, se restregaron los unos contra otros, se tiraron las cervezas por encima, algunos crowdsurfearon… Vamos, lo normal. Pero a mí ya no me aportaron la energía que me transmitieran esa primera vez que los descubriera por casualidad en Washington en uno de esos mis viajes por el mundo en esta vida de Willy Fogg (o de Doralaexploradora para los que sois de este siglo) que me ha tocado vivir. Y es que como la primera vez…. No hay nada. Ni para bien ni para mal.

También es verdad  que en esta ocasión, en lugar de un amigo 2x2 de la banda, lo que me dificultó la visión del concierto fue un capullo y su sombrero. Para los conciertos en salas pequeñas uno se deja el sombrerito de moda en casa, cojonas. Cómo se lo hubiera quitado de un collejón. Y me hubiera quedado tan pancha. Como ancha me quede también cuando al salir me encontré al Putomacon y, como no se me ocurrió nada más original o chisposo, me le acerqué, y como si le conociera de toda la vida, le espeté “como mola todo lo que has venido a aportar a Toundra”. Ante el susto por lo repentina e inesperada de mi interlocución, el pobre no pudo por menos que mirarme con cara de asombro, sonreír y decirme “gracias, la verdad es que lo estoy disfrutando”. “Y nosotros también”, le contesté. Que me gusta un poquito de cotorreo post concierto y ejercer el groupiesmo en cuanto me dan pie. 


Finalizo ya con algo que me hizo mucha gracia en su día y que seguro que ni Kristgod reparó en ello cuando lo incluí en mis anteriores rubicrónicas. Se trata de una reseña también muy irreverente y peculiar de un loco de la vida sobre el anterior disco de los de Miami. Mientras tanto: seguid disfrutando de vuestra adolescencia. Aunque sea tardía. Porque puedo prometer y prometo que lo que para muchos es el comienzo de la tercera edad para otros es nuestra tercera juventú. Con su acné y todo.