Que los Alpes te reciban con un concierto de jazz en las pistas de La Flegère con el Mont Blanc al fondo no tiene precio. Soy una privilegiada. Lo sé. Y en momentos como ese soy consciente de que merece la pena currar como una descosía todo el año en un ámbito algo gris que nada tiene que ver con la música. Tendré que recordarlo cuando pase una de esas tantas noches del crudo invierno sola en un hotel de la capital de la Eurocracia para ganarme las lentejas.
Allí estaba yo, tan bien sentadica en una silla, bebiéndome un miniwiski de esos que tan triste y racanamente te sirven con un medidor y un medio hielo diminuto (pero eso sí, que la pajita no falte), y me puse a disfrutar de una big band con su trombonista yeti y su funkinismo muy a lo Tower of Power. Era feliz cual regaliz hasta que aquí mi amigo el moron decidió apoyar su codo beodo en MI mesa y darme el concierto del siglo. El britt más posh de todo Liver's pool había decidido en ese momento fastidiarme mi dicha. No solo tuve que aguantar su cuerpo 2x2 pegado a mí dándome calor cuando había sitio en la sala para que él y su pedo pudieran habitar tranquilamente. No era suficiente, me quería dar conversación y ya de paso una lección sobre su gran gusto y conocimiento musical. A mí..... Va y me dice: Aren´t they amazig? Mi contestación: Not bad... Pone los ojos del revés y cada dos por tres me dice que en mi vida he escuchado un concierto como ese que bien podría ser casi internacional... Me vi en ese momento cual Robert de Niro inquiriéndole, are you talking to me?, are you talking to me? mientras cargaba y descargaba compulsivamente mi colt 45... Que sí, que me gustó mucho ese rollo Brand New Heavies a pesar de que la cantante se cantaba para su propio cuello mayormente. Me encantaron esas versiones de Jamiroquay o de Red Hot Chili Peppers funky style... Pero que me tenga que dar clases de lo que es una buena banda o un buen concierto un británico prepotente y más pedo que mi amigo Alfredo........... (que por cierto se tuvo que ir a casa por no partirle la cara en cuatro mitades). Eso sí que no, my friend. Y eso que se pensó que yo era del pueblo y me decía las cuatro tontunas que sabía en francés.... Si se llega a enterar de que soy de Hispanistán.... lo mismo hasta me habla por signos. Valiente ggggggggggggilipollas.
Pero es lo que tiene. Este tipo de seres nunca sabrán apreciar el tomarte un pichet frejkito tras hacerte milomás bajaditas por las pistas de Grand Montets, sentada en la terraza del South Bar de Chamonix Sud, oyendo tocar a una muchacha con su guitarrica rinkirinki tocando en el bar de al lado, el Monkey, versiones del Black Hole Sun de Soundgarden, el Black de Pearl Jam o The Man who sold the world de Bowie a lo Nirvana Style o lo que viene siendo un grungerío fino mientras el Mont Blanc pasa de un blanco azúcar glass a un naranja atardecer como jamás verás en all your fucking life.... Y eso es vida. Eso es vivir. Y pobre de los privilegiados que no son conscientes de ello y no lo saben disfrutar. Panda de gañanes. Anda y que se vayan a ver al Boy George en l'Amnesia a 40 pavazos y me dejen beber mi pichet in peace. Y como diría mi querido amigo Maplico, ¿sabes lo que te digo?: ZAS, ZAS
Maplico
23 de marzo de 2014, 22:04
Maplico
23 de marzo de 2014, 22:05