Con el cuerpo piltrafa de la típica noche de desenfreno e ibuprofeno y sin poder llegar, as usual, a la hora del desayuno del hotel, nos fuimos directamente a comer con la muchachada entre gavilomas y paloviotas que ululaban el consabido "pe-te-to" en un tono tan jevorro que hubiera puesto los ojos del revés al mismísimo Anselmo.
Fue en este inicio de su segunda jornada cuando descubrí el mayor encanto de LA CHOZA FEST: ni en el más calenturiento de mis mejores sueños de groupie de pro venida a másmenos hubiera podido imaginar la confraternización tan absoluta que pude disfrutar con prácticamente todos los músicos del cartel. Y en este punto tengo la necesidad de escupir mi pala de arena ¿o es la de cal?: ni una sola chica en el escenario ¿por qué? ¿ein?. Tras esta mi reivindicación nosotrasparimosnosotrasdecidimos, prosigo donde lo dejé: en esa comida donde aprendí lo auténtico (o muy top según los guais) que puede llegar a ser grabar en directo con ese sello mítico que cumple en estos días su 25º aniversario: Bcore. Asimismo supe de primera mano cómo surgen nuevas melodías en la cabeza de un baterista ¿o es en sus dientes?. Pero sobre todo pude reconfirmar lo cojonudamente sabrosa que es la combinación de una Tropical frejkita con unas papitas bien arrugás. Y esa fue la (damemás)gasolina que nos daría la energía suficiente para aguantar una segunda jornada de LA CHOZA FEST que se nos antojaba arduo dura (probad a decir esto con siete guanajeys de más).
El momento dondestarámiteclado que vivieron los gallegos CRÓ¡ fue, afortundamente, magistralmente resuelto por el liante organizante Mr. Robe Yomencargodetó. Gracias a ello pudimos disfrutar de uno de los conciertos más rarosraros que haya presenciado mi díscola y vacía cabecita rubia teñida. Un bajo de seis cuerdas, un cantante guitarrista sentado como si se fuera a arrancar por bulerías, un empaste de voces a lo Staley/Cantrell..... Pero sobre todo unos temas inclasificables. La mezcla perfecta de un progresivismo setentudo crisonianoniano, lisergia bajo drogas duras, un poquito de Triana, algo del ensimismamiento de Steven Wilson y un perfume arrebatador del Morrison y sus compinches. Vamos, lo que viene siendo una música de lo más raruna que nos volvió a poner el pelo sobre la cara para esconder la cara de flipaos al vivir el viaje sideral al que nos llevaba nuestro ojo floydiano.
Siguieron Le Temps de l’Andreu. Quiero decir, LE TEMPS DU LOUP. Otra banda de Post-Nada (guiñoguiño) con estribillos tipo "vamooooos" y que ha abierto en Madrid para los Toundra esos de los que habla todo el mundo. Si tienen el marchamo NOOIRAX es que son de lo buenolomejorydelomejorlosuperior. Tengo una preguntita para el bajista: ¿de verdad que te fuiste a currar el lunes con esa camiseta del pandamanda con las tripas saliéndose atutiplén impregnada de todo ese sudoraco que rezumaste durante vuestro concierto así como, más tarde, en el moshing agónico que montó la última banda? Qué ascazo diox. Intentaré quedarme con el recuerdo de vuestras preciosistas tonadas.
Y llegaron los barnamadriles (no todo está perdido) G R E U S , otros que le arrean a la guitarra y a la batería como si no hubiera un mañana hasta el limite de "peroestoquésloqués". Con ellos llegó el despiporre y la estridencia. Este par de dos venidos de los desechos de Moshka y Moho y que se habían reconstruido el himen para desvirgarse con nosotros en esta ocasión harían muy buenas migas -si es que Facebook no lo impide- con ese otro par de dos por los que me preguntaron al ver mi flamante y bonita camiseta: ÁRIDA.
El empezose del acabose en todos los sentidos vino de la mano de la locura de TEETHING. Fue comenzar su Luis Ángel Caído a pegar berridos y subirse por las mesas y la sala empezó a bullir y desquiciarse por momentos. Ese crowdsurfing a lo croqueta –no vaya a ser que nos llevemos por delante la ya muy perjudicada bola de espejos de la sala-; ese tirarse de la barra por la simple posibilidad de obtener un vinilo de la banda por la face; ese pogo del demoño que me relegó hasta el final de la sala en un momento de despiste… Lo que viene siendo un final apoteósico y apocalíptico. Y cuando menos lo esperamos ocurrió lo que nadie quería que pasara: se acabó LA CHOZA FEST de este año. Caguentóloquesemenea.
Pero la noche no acabó ahí. Conocí a Ignacio, el guitarra de CRIMSON STONE que, másmajoél, me regalo su CD (también del Sello LA CHOZA DE DOE) y que estarán tocando este próximo sábado 13 de junio en el STONE SPAIN SCENE FEST. También tuve oportunidad de balbucear algunas palabras (mi nivel de whiscachos iba a una velocidad muy distinta a la que iba mi lengua) con los chicos de HABITACION 235 una muy recomendable web musiquera auténtica, de las de verdad. Efectivamenteysí la noche dio mucho de sí hasta que me entró el momento Pimpinela, ya no pude yamásnada y me largué a la francesa. Yosoyesa.
Os dejo con lo que, para mi consabida falta absoluta de criterio, mejor representa la filosofía de LA CHOZA FEST y el cúmulo de sentimientos que se me han agolpado durante este pasado largo fin de semana. Ellos son la conexión Canarias (Hannibal) - Alcalá de Henares (Nacho) - Aranjuez (Andreu). Son la primera incursión de Robe Doe con su Sello LA CHOZA DE DOE que coeditó con NOOIRAX (con él vuelve el hombre, vuelve el trueque). Son el buen trabajo. Son la alegría. Son el ejemplo de que hay bandas no solo que se llevan bien entre ellas, sino que también hasta se respetan y apoyan. Son MÚSICA. Y ya lo dejo porque mi pertrechado corazón no halla consuelo ante la desolación de tener que pasar todo un año hasta que pueda disfrutar del próximo LA CHOZA FEST. Cagüentóloquesemenea, again.
(Graciasmiles otra vez a TEBAN OJEDA de la sala ADRENALINE por dejarme robar sus fotazas y dar así chaché a este mi blogucho de mierda)
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)